El jefe de la coalición dominada por islamistas, que tomó el poder en Siria, prometió el lunes disolver en el ejército los distintos grupos rebeldes que contribuyeron a tumbar a Bashar al Asad y reclamó el levantamiento de las sanciones internacionales contra el país.
Después de casi 50 años de dominio del clan al Asad, las nuevas autoridades se enfrentan al desafío de unificar un país desgarrado por 13 años de guerra y de tranquilizar a la comunidad internacional, que empieza a establecer contacto con sus dirigentes.
El líder del grupo sunita radical Hayat Tahrir al Sham (HTS), que encabezó la ofensiva rebelde, se reunió el lunes con representantes británicos y lo hará el martes con la primera misión diplomática francesa enviada a Damasco en 12 años.
En declaraciones difundidas en el canal de Telegram por HTS, Abu Mohamed al Jolani, que ahora se hace llamar por su verdadero nombre Ahmad al Shareh, aseguró que los grupos en combate en Siria “serán disueltos y los combatientes preparados a unirse a los rangos del ministerio de Defensa, y todos estarán bajo la ley”.
Con sus aliados Rusia e Irán inmersos en otros conflictos, Bashar al Asad huyó a Moscú cuando la coalición rebelde se hizo con Damasco el 8 de diciembre después de una ofensiva rebelde lanzada desde el norte de Siria.
El expresidente rompió este mismo lunes su silencio para asegurar que su huida de Damasco no estuvo planificada y calificar a los nuevos dirigentes del país de “terroristas”.